Vegetarianos ciegos (Efecto peluche II)

"Hazte vegetariano, por tu bien y el del planeta"

JA

Perdón, perdón. No quería incurrir en una falta de respeto. Como todo, lo que voy a expresar es una opinión, y no todo el mundo tiene por qué estar de acuerdo.

Para empezar, unos comentarios a la afirmación "las plantas no sienten". Las plantas tienen receptores de estrés (ataques, enfermedades, situaciones peligrosas). Es cierto que no son tan desarrollados como nuestro sistema nervioso, pero los tienen. Yo no diría tan rápido que "no sienten". Lo segundo, aunque raye en lo falaz, es que a nadie se le ocurre dañar a drede a una persona que esté en estado vegetativo en un hospital. Nadie le corta un dedo o experimenta con ella "porque no siente". Si vamos a dotar de dignidad a los seres vivos, hagámoslo bien. Vamos a partir de que TODOS los seres vivos tienen unos derechos.

Que el planeta está mal es un hecho. Que los seres humanos, como heterótrofos que somos, tenemos unas necesidades, también lo es. Necesitamos una cierta cantidad de proteínas en la dieta.
La mayor parte de los vegetarianos obtienen estas proteínas de la soja. Casi ninguno sabe de dónde procede. No comen carne porque les da pena... pero que el amazonas esté desapareciendo para cultivar soja da igual. ¡Bravo por los que "no comen nada con cara"!

También es cierto, y en eso les doy la razón, que el cuerpo no está pensado para la gran cantidad de proteínas que tomamos. Ni el cuerpo, ni el planeta puede soportar la crianza de tantísima carne.

Mi propuesta: Tanto por fines sanitarios como ecológicos, come equilibradamente. Carne también, pero sólo lo que necesites. Y cuando vayas al súper, mira de dónde procede. El pescado, de piscifactorías (y ojo con las gambas y las camaroneras). La carne, de granjas ecológicas. Y como necesitas muy poca cantidad, no gastarás muchos euros. Aboga por un cultivo responsable: es mil veces mejor un invernadero de alta eficiencia que un cultivo en tierra. Aprende. Infórmate. ¿Quieres salvar al mundo? Hazlo: usa la mayor arma del ser humano: tu inteligencia.