Efecto peluche (Queridos comeflores)

01 enero 2009

Llegan de nuevo las Navidades y con ellas, se me acumulan en el correo mensajes de gente que cree que, por mi condición de bióloga, deberé mostrar sensibilidad contra ciertos salvajismos, como la caza de focas.
He de decir que me encantan los animales, y las plantas, y todos los seres vivos. Y que también estoy preocupada por los destrozos que estamos haciendo en el planeta. No obstante, es el efecto peluche el que más pánico me da.

¿Qué es el efecto peluche?
Disney tiene la mayor parte de culpa de que existan unas generaciones a las que ciertos animales caen especialmente simpáticos. Estos suelen ser mamíferos, de aspecto suave, como los panda o las focas. También ocurre con los tigres, los elefantes y en general cualquier animal que haya aparecido como amigable en una película.
El efecto peluche tiene consecuencias terribles, y es que el poder de los humanos no tiene límite. Somos capaces de hacer cualquier cosa para que no muera ni un solo peluche. Y no nos importa nada más.

Mis queridos comeflores:
Matar un animal a golpes está mal. Llevar a cabo un plan de gestión de caza de foca para controlar la población, ya que casi no quedan depredadores naturales está bien. Las focas comen peces; y como todo es una cadena, si no se reajusta la población éstas acabarían con sus presas. Y luego morirían de inanición. Como el caso de las focas, cientos. LA CAZA ESTÁ BIEN, siempre que haya un plan de gestión detrás. Y es más: suele ser muy necesaria.
Los bebés focas son blanquitos y muy monos... en fotografía. En persona deben ser el bicho más cabr*n que he visto. No son dulces e indefensos: son salvajes.
Los tigres en la India matan personas. Son muy monos, muy elegantes, muy... lo que quieras. Pero no puedes pedirle a un agricultor que no mate al tigre que se ha comido a su hijo cuando labraba el campo, tú, en tu casita con calefacción, porque el tigre es simpático.
Los delfines muerden. Mucho, además.

El ser humano tiene muchísimo poder. Da miedo pensar que estamos transformando el planeta en una especie de jardín, en el que sólo sobreviven los bichos que nos caen simpáticos. La mayoría de los insectos están por este motivo destinados a desaparecer: Las mismas personas que se escandalizan de un cadáver de foquita lleno de sangre usan insecticida para matar moscas.
... el insecticida es un neurorepresor. El bicho queda dolorosamente paralizado hasta que muere agónicamente. El insecticida pasa a formar parte del aire, o del agua, se acumula, contamina. Pero da igual: no es más que un bicho. Lo importante es seguir teniendo focas...

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