Reflexiones en una carta

14 agosto 2008

Amor:
Tiempo atrás llegabas a caballo, cubierto de fiesta y luz, armando escándalo. ¿Qué te ha pasado?
Sé que ha estado lloviendo y por eso llegas empapado y temblando... pero además, es de noche y lloras, avergonzado. Te has colado por la ventana como un ladrón; llegas sucio y me miras como si no tuvieras más remedio que estar aquí. ¿Piensas venir así a partir de ahora?

Supongo que sí. Ya no soy una niña y sabes que eres un huésped demasiado exigente para ser bien recibido, que ya nos conocemos. Reconozco que no te he dejado muchos huecos por donde entrar, que alguna vez he fingido no verte cuando te he encontrado en la calle.

Me duele ver que me miras con miedo, esperando que te apedree para que te vayas. Al menos he conseguido alejarte un tiempo. Me lo he ganado. Ya no traes una sonrisa, traes veneno.

No sé porqué lo pregunto. Ya siempre serás así para mi, se acabaron las coronas de flores. Te colarás por un resquicio cuando reúnas tal fuerza que ya no pueda contenerte. Vendrás y te vengarás, porque me odias. Traerás dolor y tinieblas. Eres demasiado rencoroso para perdonarme.

No te quedan rosas para mi, sólo espinas. Ya no hay flechas, sólo aguijones.

Abrázame, no me resistiré. Abrázame y llama a la Muerte, que sé que has venido a abrirle paso...

No hay comentarios: