La tragedia del determinismo

22 febrero 2010

Los estrategas de la K, deciden emplear mucha energía en la producción de un número pequeño de crías. Estas llegan al mundo en un estadío bastante avanzado, y requieren un largo cuidado parental. Los estrategas de la K son organismos extremadamente adaptados a su ambiente y extremadamente sensibles a las variaciones de este. Los estrategas de la r, por el contrario, invierten la energía (que en realidad es la misma) en un mayor número de crías, que completan su desarrollo rápidamente. Un mayor número de crías significa una mayor probabilidad de que alguna de ellas sobreviva sea cual sea el ambiente que las rodea. Diversificar.


Los humanos somos estrategas de la K en un ambiente cambiante. Nos avocamos al fracaso, empeñados en el determinismo, en el destino. Nos ponemos en sus manos y nos quejamos de no poder hacer nada para evitar lo malo que nos ocurre, que ha sido ordenado y no podemos revelarnos.


Parecemos vasallos medievales, de verdad. ¡Aceptación! ¿Aceptación? ¿Por qué? Empecé por aburrirme cada vez que oía el “todo es así porque así ha de ser”, ahora, me crispa. ¿Quien lo dice? ¿Dónde está esa mano invisible que no me deja hacer las cosas cada vez mejor? ¿No será mi propia pereza, mi propio miedo?


Si nos refugiamos en el destino, nos condenamos a la infelicidad.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

El eterno debate sobre si el Destino existe o no.

Una de las grandes preguntas de la humanidad...

Homo Rolerus

Eanáir dijo...

Para mi no es un debate.
Lo más parecido que encuentro al Destino es la teoría del Caos... pero creer en el destino sería como creer en la Evolución Dirigida y otras trescientas cosas más que me parece que rayan con lo absurdo.

Y más en lo que a la vida humana se parece; no puedo creer que haga lo que haga esté destinada a tal o cual cosa. Alguna influencia podré tener, no?