Hoy me ha venido a la cabeza un ejercicio que hice en un taller de escritura. La profesora entró en clase con un reproductor de cd's y preguntó si alguien sabía hablar griego (Como si fuera la cosa más normal del mundo). Luego, sonrió a nuestra sorpresa. Nos pidió que escuchásemos el tema que iba a poner, y que escribiésemos cinco o seis palabras que nos transmitiese, que nos dejásemos llevar. Y puso esta canción.
La verdad es que no sé aún por qué nos sorprendíamos de esas cosas. Era la tercera clase y no habíamos tenido ni un sólo día normal; muchos días sentí que al atravesar la puerta cruzaba a una dimensión un poco demecial. O mágica. O demencial y mágica. En realidad, un poco más mágica que... bueno, me estoy liando. El caso es que cada clase venía con sorpresa.
En aquella ocasión, ibamos a hablar de traducciones. Éramos muy pocos compañeros y acostumbrábamos a sentarnos muy separados. Y no porque nos llevásemos mal, (que más bien al revés). Personalmente me sentaba lejos de los demás para poder expandir mis trastos cómodamente; aunque desconozco los motivos del resto.
La cuestión es que, de no estar sentados cada uno en una punta, hubiéramos podido jurar que nos habíamos copiado. Páramo, despedida, lágrimas, hierba seca, mar en el acantilado. Nostalgia de la tierra. Aquella profesora quería explicarnos que, al igual que la música, la poesía también tiene ritmo dentro de sí. Y que una buena traducción es aquella que transmite en el idioma al que traducimos lo mismo que transmite en el idioma original. La canción era una despedida en un destierro, describe los campos agostados y el mar. Y nosotros, sin saber griego, lo habíamos entendido.
Hay algo que me pasa con las canciones en otros idiomas. Con frecuencia sólo entiendo (o creo entender) palabras sueltas. Con eso y con lo que el ritmo me inspira, me preparo mi propia traducción (acertada o no). A veces después descubro que estoy equivocada. A veces no quiero saberlo.
Esta tarde, "Necesito algo más que yo mismo en esta ocasión. Estaré en el infierno, pero saldré de un salto sólo para escucharte cantar" es lo que he querido entender de una canción de los RHCP. Y me ha conmovido. No tiene porqué ser real, es sólo lo que necesitaba oir.
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