...A veces sueño con una pradera en la que todo el mundo busca algo desesperado. Es gris como el asfalto, pero cuando llegas, la hierba alcanza las rodillas. Y todos buscan, incluso yo.
Los veo tristes, agotados, con las manos llenas de arañazos, obsesionados. No sé lo que buscan. En cierta ocasión levanté la voz y sugerí organizar grupos para barrer la pradera.
Nadie me escuchó; todos siguieron agachados, buscando y buscando...
Una vez más, me he sorprendido a mi misma buscando en el archivo de un blog. ¿Qué buscaba exactamente? No sabría decirlo. Supongo que esperaba saberlo cuando lo encontrara.
El caso es que no ha sido una decisión consciente.
Lo que sí sé es por qué lo buscaba.
El arte te atraviesa.
Sólo tengo un criterio para valorar si un artista es bueno o es malo; si, al contemplar su obra, me arrastra hacia su sentimiento.
Creo que en ese archivo quería encontrar la daga, algo que me arrastrase al sentimiento del autor, para tratar, no de comprenderlo, sino de sentirlo. Clavarme su mismo puñal y sangrar con él.
Estúpido por mi parte. No he encontrado más que palabras y referencias hacia otras personas, hacia otra persona. Palabras que aunque polvorientas por el tiempo, son también dagas que hacen unas heridas que no buscaba.
Creo que es suficiente por hoy. En ese archivo hay muchas respuestas además de las que busco, y para algunas, aún no he querido hacer las preguntas.
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