No has de esperar nada más allá de la propia dignidad de ser humano. Pues nadie le debe nada a tu generosidad. Haz tus actos por ti, pues nada has de recibir.
Todo lo que hagas tiene consecuencias, normalmente inesperadas. Sé recto, y hazles frente, y si has de lamentarlas, asegúrate de haber aprendido. Pero no temas: las consecuencias suelen ser del mismo signo que la acción que la desencadena. Si tu acción es buena, de fondo y forma, también lo serán sus consecuencias.
También lo que no hagas tiene consecuencias. Y lo lamentarás.
Sé fuerte, pero no rígido. A menudo un mismo problema tiene muchas soluciones válidas. No te permitas quedarte estancado. El camino del hombre es una espiral cuyo centro no se alcanza en el transcurso de una vida humana, pero avanzar en ella te dará cada vez más serenidad.
Cuida tu cuerpo, pues es la morada de tu alma. Pero no te postres ante él.
Mantén tu mente abierta, y no te rindas en la búsqueda de la sabiduría.
Destierra el miedo. El miedo abre un camino precipitado que conduce a la perdición.
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