Constelaciones II

23 agosto 2008

La montaña: Me he dado cuenta de que El Duende no es más que una parte pequeña de La Montaña, y la sensación me ha dado vértigo. No es influencia, es constitutivo. La Montaña es la constelación de los que no se rinden, de los que si no luchan, no se sienten vivos. En todos los aspectos. La Montaña es de aquellos que no saben si el final merece la pena, pero van, sólo por ir. Porque mueren antes de aceptar que están vencidos. Porque si no duele, no tiene gracia. Y no me parece que eso pueda ser bueno.

La Moneda: La moneda se ve, pero por suerte no está lo bastante cerca. Muestra siempre una cara amable, y oculta la otra… y ambas son letales. Cuanto más la miro con el telescopio, más convencida estoy de que da una puñalada, y luego va a verte al hospital. Y es de estas cosas en las que me encantaría equivocarme… la cara amable me cae bien.

El Grifo: Nada de magia, el arma del Grifo es que no se molesta en ocultarse. Pese a su fuerza, se construyó una armadura hace mucho. Ahora ya es vieja y se le van viendo los puntos débiles. O quizá le pesa mucho y ya no la lleva en los partidos amistosos. El Grifo es siempre el último, y por ese motivo, en el cielo del Duende (y en muchos cielos más) suele ser el primero. Qué le vamos a hacer, es fiero y da miedo, pero no en casa.

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