... la pregunta no es el qué, sino el porqué...
Amanece.
La luz caprichosa se torna dorada en la hierba y cristal en el cielo. Mis pasos resuenan en la ciudad dormida.
Puede que hoy sólo la reina triste sepa seguir mis latidos. No importa. Será nuestro secreto.
Escribo despacio, con manos temblorosas. No hay escarcha, ni reflejos irisados, pero sonrío. La he encontrado. No es más que una mariposa violeta y tenue, un pequeño tesoro que no puedes retener. No lo he intentado. Es suficiente con hallarla.
Sólo una palabra me da miedo: adiós.
Sé que esta noche lloraré y se perderá en el asfalto.
Sé que será un precio justo...
...pero ahora, aún amanece.
PD: Chicos, gracias por todo.
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